Me dirijo a los profesionales de la comunicación porque creo que actualmente hemos callado nuestras voces, hemos dejado de crear, de pensar, de hablar, de escribir, de comunicar lo que realmente coadyuva al desarrollo de una sociedad.
Tenemos la tendencia a echar la culpa del estado de cosas a la política, a la moda, a la cultura, a nuestra sociedad, a la censura, a la persecución. No nos damos cuenta que nosotros somos los culpables de que nuestra sociedad, nuestro pueblo, nuestra gente esté como está, sí. Es duro, pero es cierto, a nosotros la sociedad en su conjunto es quien nos ve, nos lee, nos escucha y nos cree.
Y ¿qué hacemos nosotros?, les damos programas absurdos para que lean, vean y escuchen. Los llenamos de revistas con banalidades “sociales” y periódicos amarillistas, elaboramos programas de radio sin mensaje ni contenidos y en la televisión ofrecemos programas de chismes, sangre, terror y violencia.
Los estamos convirtiendo en zombis, los anulamos, les bloqueamos aquello que se llama razonamiento y conciencia. Los estamos enlatando al ofrecerles nada más que contenidos de culturas ajenas a la nuestra y luego nosotros mismos nos sorprendemos de la “diversidad de culturas y subculturas de las que somos víctimas”.
Nos mentimos a nosotros mismos y luego nos creemos nuestra propia mentira. Estamos dividiendo a nuestro país en pedazos y echamos esa culpa a los políticos. Pero dejamos que nos impongan sus ideales, sus posiciones políticas, sus regalos y favores, a fin de que logren “comprar” no solo el voto sino la lucha de la sociedad y su apoyo.
Nos hemos olvidado de informar y educar a nuestra gente, y nos hemos convertido en elaboradores de entretenimiento y en los creadores de confusión en la población al mezclar espectáculos deportivos y noticieros que sólo dan malas noticias, como si las noticias sólo fueran cosas malas. Y luego como si no hubieran visto las noticias, les rellenamos la mañana y la tarde de programas de espectáculos y chismes. Los deportivos son programas de ventas de bebidas alcohólicas y de comentarios de “expertos” que no hacen otra cosa que criticar en lugar de demostrar que el cambio debe empezar por la actitud.
Sí, nosotros como responsables debemos ser promotores de cambiar actitudes. Cambiemos los programas, mejoremos los pensamientos, despertemos sueños. Dejemos de martirizarnos o esclavizarnos a las modas y a lo que el raiting establece, a las ventas y a lo que dicen y hacen los que venden publicidad. Actualmente, los comunicadores espectacularizamos todo. Desde una simple nota, hasta hechos sin importancia para la sociedad. Y queremos ser parte de estos hechos, nos sentimos con el derecho de representar a la sociedad, pero no nos involucramos con ellos, no aprendemos los idiomas y dialectos que ellos tienen, y los obligamos a adaptarse a nuestro léxico. Somos impacientes con ellos, los criticamos y no hacemos nada por cambiar ese estado.
Tenemos poder en nuestra pluma, en nuestra cámara, en nuestro teclado, en nuestro papel. Y no lo hemos manejado adecuadamente, somos un mal ejemplo para las nuevas generaciones, tanto de comunicadores como de sociedad.
Como comunicadores nos presentamos ante la sociedad como víctimas de la censura, de persecución, de amedrentamientos por decir “la verdad”. Y eso ya no es cierto, somos mensajeros de políticos, de jefes de prensa, de dueños de medios, de intereses económicos.
Nuestra credibilidad no se ha perdido, y estamos alimentándolos de basura, de tendencias, de modas, los estamos “mal educando”, no les obligamos a pensar, a crear, los obligamos a consumir. SÍ, somos víctimas pero de nuestra ignorancia, víctimas de nuestros bolsillos, de nuestra necesidad acumulativa, nos vendemos a quién da más, cambiamos de posturas como de ropa interior y ya no tenemos convicciones. “Todos pueden más que nosotros”, pensamos aún sabiendo que nosotros podemos más que todos. Todavía nos falta mucho por crecer. Somos una sociedad en desarrollo y ahora se ven pequeños frutos de los males que hemos permitido que existan y se desarrollen por los medios. Las violaciones, los asesinatos, los engaños, las mentiras, la corrupción, los robos, etc., todo lo malo, son los frutos de aquello que los alimenta, ¿y eso es? los contenidos que se permite en los medios de comunicación y los mensajes de los comunicadores.
Es tiempo de empezar a cambiar. Somos líderes en el lugar en que nos encontramos, pues como mencioné antes: la gente nos ve, nos escucha, nos lee y nos cree. Demos los primeros pasos, la sociedad nos seguirá hacia la montaña del conocimiento o hacia el abismo de la ignorancia. Y no me gustaría que por mi culpa o por la tuya terminemos en el abismo.
Los pasos hay que darlos desde donde estamos, en cada producto, nota, noticia, mensaje, opinión, editorial, etc. No somos víctimas, somos autores, somos creadores de conciencia, somos formadores de posturas y de ideas. La ignorancia no nos debe alcanzar y debemos despejar de ella a la sociedad y alejarla de la confusión.
No dejemos que el remordimiento de saber que lo que estamos haciendo actualmente será el futuro: una sociedad asesina, violenta, intransigente, que sabe más de artistas y espectáculos y no le interesa ni participa en lo que pasa en torno a ella. Es tiempo de crear un futuro del cual estemos satisfechos. Somos los responsables. Es nuestra obligación hacerlo.
Lic. Juan Pablo Domingo Flores Medrano Comunicador Social Audiovisual. |
lunes, 26 de octubre de 2009
LOS PROFESIONALES EN COMUNICACIÓN
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